martes, 9 de marzo de 2010

Descripción de Vicenta (probablemente sea lo último que escriba)

En cuanto a la descripción "real", poco o nada hay que decir: es evidente que Vicenta no es lo que parece. Hasta ahí no hay mucho de nuevo, la mayoría de nosotros sospechábamos que bajo esa apariencia de niña traviesa y avispada, de profesora de universidad ecléctica y estrafalaria, se escondía un personaje inabarcable,grandioso y misterioso, de esos que cualquier curiosidad malsana no se permetiría el lujo de desentrañar. Al igual que sucedería con un camión de golosínas en la puerta de un colegio, un camello generoso en la puerta de un after, o la promesa de un libro que contuviera picantes contenidos en boca de un profesor picaruelo, la idea de investigar sobre la vida de esta excelente mujer me parecía un pecadillo que debía cometer. Así, sacrifiqué las horas que había reservado para una inmersión profunda en el mundo digital de blogs, twiters, y demás herramientas TICtequianas, me calcé mi mezcla de gabán y "tabardina" (gabardina) de manga corta -estamos en pleno verano, no lo olvidemos- convirtiéndome en la sombra, menos estilizada y algo masculina, de Vicenta -o, como la llaman en su congregación, la sargento de aluminio "casi tan dura como el acero, y más ágil; además, no se oxida nunca" -decían, no sin pánico, aquellos que eran capaces de pronunciar su nombre sin derramar sus esfínteres sobre sus calzoncillos-. Un par de días antes que Jesús descansé (creo recordar que era viernes), para retomar mi empresa el día en que los jóvenes pasean su manada sus hormonas por los bares del vicio. Allí estaba ella, hablando en círculo ante ese grupo de gentes extrañas, extrañas pero con un halo evidente de importancia y peligrosidad, mientras, ellos la obedecían y asentían a la manera de los soldados recién reclutados.
Intenté que no me viera, prefería suspender las tics antes que suspender mis constantes vitales, pero sus bellos ojos marrones ya se habían encallado en mi trémula figura. Me ordenó que me sentara. Obedecí. Sentenció. Insultó. Amenazó. Mandó beber. Obedecí y bebí. Me propuso que formara parte de su plan. Me negué. Abofeteó mi rostro con su guante de fina pedrería. Sus secuaces me invitaron con sus dulces manos a que me tragara mis dientes. Pedí pan. Me los tragué.Bebí para tragar. Nos emborrachamos. Me dijo que aceptara o me drogaría. Aunque ya estaba convencido, me negué -desde la deshumanización de la raza humana la droga gratis escasea-. Me brogó. Me drogué. todo lo demás no lo sabréis hasta que ella quiera, quizá, demasiado tarde para "beber para contarlo".
Ahora los dos estamos en el mismo barco, ella tripula, yo obedezco, vosotros, pobres infelices, estáis en sus finas pero malvadas manos.
UN abrazo para todos, un abrazo para ti JEFA.
***Los planes siguen como planeaste, nos vemos en la clase. LCP1443 ha escrito, saludos vicentianos, corto la comunicación***

2 comentarios:

  1. Luis, te felicito por la descripción tan extraordinaria de Vicenta. Tuve el gusto de conocerla aunque muy poco y a veces, la echo de menos...

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  2. Luis, llevo más de 10 minutos riéndome de tu descripción. Eres un gran tío por dentro y por "fuera". Y, chicos y chicas, no voy a contar nada: os quedáis con la duda de lo que pasó...

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