viernes, 4 de junio de 2010

Aprendizaje colaborativo-Luis Cremades-

Una relación de ida y vuelta. Una relación erótica, porque la de un profesor con un estudiante es como la relación de un actor con su público: cuando sales a escena es como si salieras por primera vez, y tienes la sensación de que si no has conquistado al público en los primeros cinco minutos, lo has perdido. Eso es lo que yo llamo una relación erótica, en el sentido platónico del término […]. Además, hay una relación caníbal: tú comes sus carnes jóvenes y ellos comen tu experiencia.. Es una relación de canibalismo, nos comemos el uno al otro. Umberto Eco.
Las sabias palabras de Eco pueden extrapolarse a todos los niveles de relación en el campo de la enseñanza-aprendizaje (destaco esto último porque es un binomio indivisible, el que enseña, aprende, y viceversa, es un diálogo constante, una transfusión vital; al menos, es así como yo lo concibo) profesor-alumno, profesor-profesor, alumno-alumno.
Dejando a un lado las prácticas concretas del aprendizaje colaborativo que tanto hemos practicado y defendido, me basaré en lo concreto, en lo personal, en lo tangible y presente, en lo que tengo a mano (no piensen mal): yo.
Ante la hipotética pregunta de: -¿aprendió usted algo en este máster, caballerete?- mi respuesta, aún a riesgo de halagar a los mediovillanos que hemos combatido a lo largo de este viaje iniciático, he de decir bien alto (desde mi 1,68 de estatura) -SÍ, MUCHÍSIMO- (no sé si por valor de 900 o más euros, pero no hablaré de dinero, que es de MALA EDUCACIÓN).
He aprendido, y sigo aprendiendo, de mis profesores (incluso de aquellos que sirven de antimodelo), de los alumnos con los que he tratado, y, sobre todo, con vosotros. Cada paso de cada compañero me ha servido para aprender, para avanzar ese paso juntos.
En cada trabajo con mis compañeros, en cada exposición propia y ajena, en cada conversación, discusión, anécdota común. En cada acuerdo y desacuerdo, en las desavenencias, hasta en las risas, las vivencias, las horas compartidas…
Incluso, a nivel personal, el contacto te hace crecer (ahora ya, 1680 milímetros de estatura). Sin ir más lejos, esta semana me apasioné por Eco recomendado por Luis, leo a Rosales, por Rai, redescubro a Kafka, gracias a Jorge, me rompo el coco con Pedro, con Cris, con Montse y Vanesa, al igual que llevo aprendiendo de mis compañeros de carrera desde que los conocí (y aún tengo la suerte de compartir aula con ellos), y de cada uno de mis “compis” (sé que este término no sería apropiado, espero no quedarme sin regalos esta Navidad) de clase.
Porque este es un barco común, competimos juntos, el logro de cada uno servirá para el triunfo de los otros; y desde aquí, propongo, como ya he dicho en otras ocasiones, que los trabajos y propuestas de cada uno de nosotros lo pongamos en un fondo común para todos los demás, para que sumemos, como dijo Rovira: ¿peras con manzanas?, o, ¿ideas con ideas? –lo siento, ya no sé si lo dijo la Botella, o nuestro profesor (como tiene tantas personalidades…).
Por tanto, colaboremos juntos, comámonos unos a otros (nuestras ideas, viciosillos).
-bon appétit-
Luis Cremades Piqueras.

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